Análisis de la caja Havanna de amor al alfajómano

Hola Havanna: son increíbles las vueltas de la vida. Hace unos cuantos años (11 para ser exactos) hablé de vos y de tu producto estrella, el alfajor de chocolate tradicional, ese que ha sido consumido por millones en Argentina y el mundo. Pero luego pasó algo extraño entre nosotros, nos ignoramos mutuamente, yo no hablé de vos y vos no te enteraste de mi existencia...o te enteraste y no me prestaste atención....o...bueno, realmente no importa...lo importante es que un día apareciste de nuevo, y con esto:

Y claro...uno es humano, y ante tamaña muestra de amor alfajómano es difícil ser objetivo. Es así como empecé a explorarte de a poco, luego de abrir esa hermosa caja me encuentro con un papel semitransparente con tu nombre que envuelve con amor tu contenido, y dentro de tu interior encontré cosas con las que todos soñamos encontrarnos de casualidad, como un tarro hermoso e irresistible de esos alfajores negros de cacao 70% que me hicieron recordar que existías y nos volvieron a acercar hace unos meses, y que confirmaron porque me vuelven loco.

Y eso no fue todo....me encontré con algo que no conocía de vos, unos alfajores de chocolate blanco muy balanceados, deliciosos y justos para disfrutar una tarde cualquiera con un buen café con leche. Relleno de ese dulce de leche que vos sabés ponerle, y que me sigue recordando por qué hacés lo que hacés.

¿Y qué decir de tu otra delicia que nunca había probado? Hablo del alfajor relleno de una impresionante capa de mousse de chocolate, de galletita dura y que también pude disfrutar y sorprenderme por no haberlo probado antes. Nuevamente me maldigo por no haberte conocido antes, de verdad sos muy rico. 

Seguí buceando en tu interior y me encontré con esos alfajores que la mayoría evita, y me llevé una sorpresa. Tu alfajor relleno de mermelada también está muy balanceado, y si bien no es de mis favoritos, se deja comer. ¿No dejás nada librado al azar no?

Y aún tenías sorpresas para mí...claro, después de tanto tiempo no te guardás nada. Me mostrás todo tu encanto y me pegás otra cachetada por creerme más sabio que el resto, y me hacés cerrar los ojos mientras ponés en mi boca un Havannet, esos deliciosos copos de dulce de leche bañados en chocolate y me hacés transportarme nuevamente a otra dimensión...esa en la que solo existen delicias y en las que no importan las calorías de más y en las que solo te entregás al placer alfajómano pleno. 

Tu caja es hermosa. Por favor Havanna, no nos volvamos a separar. Creo que te amo. 

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¡Salud y alfajores para todos!