Alfajores Pillanhue desde San Martín de los Andes

No soy de los que postulan lacónicamente el mantra "todo tiempo pasado fue mejor". Creo que gran cantidad de avances tecnológicos y sociales de la modernidad fueron para el bien común y disfruto de ellos como casi todos, de hecho este blog es parte de eso. En el pasado no podría haber escrito sobre alfajores y esperar que me leyeran cientos de personas de todo el mundo. Pero en algunas cosas puntuales el pasado era mejor.

Hoy vivimos en una época en la que todos los mensajes tienen que ser cortos, rápidos, resumidos. vivimos en la "era Twitter" en la que en 140 caracteres tenemos que expresar todo lo que queremos decir. Y eso no sólo impacta en la manera en que la gente escribe, también impactó en la manera en la que la gente insulta, una de las actividades que proporciona mayor nivel de endorfinas de placer según una investigación que se hizo en la sede de Lavallol de la Universidad de Connecticut. La siguiente actividad es orinar a los que hacen de estatuas en la calle al grito de "daaale, quedate quieto ahora", pero no es aconsejable hacerla para no tener problemas con la ley.

Cuando yo era chico era muy común escuchar insultos largos, que iban acompañados de una propiedad que hacía que la condición atribuida tenga un peso aún mayor y que el dolor de recibir un insulto se multiplique. Uno no era simplemente un "pelotudo", uno era un "pelotudo a cuadros", no era un "boludo", era un "boludo a pedal", un "forro a pilas" o "un tarado atómico". Puede sonar arcaico y hasta naif, pero era efectivo.

Había gente especialista en armar largas cadenas de insultos, que aumentaban estratosféricamente el dolor de recibirlos. Uno no era simplemente un "hijo de puta", no señor. Uno era un "reverendo hijo de remil putas". Uno no mandaba a alguien a la "concha de la lora", uno era enviado a la "recalcadísima concha de la lora puta" o la "concha puta de tu reputísima madre con sida". Uno podía ser tranquilamente un "hijo de un millón de vagones cargados de putas" y seguir durmiendo sin frazada a la noche.

Por eso desde mi púlpito alfajómano (no confundir con "Pulpito", ese que se usa para pegar) propongo que volvamos a la vieja y querida actividad de putear largo y tendido al otro, de denigrarlo bien denigrado para que reflexione y no vuelva a cometer el mismo error, por más pelotudo que sea. Igual sabemos que muchos "boludos a batería" o "pelotudos a cuadros" lo seguirán siendo a pesar de lo que les digamos. Si la vida fuera tan simple uno podría meterse el dedo en la nariz en una entrevista de trabajo sin que eso defina nuestro incorporación.


Feinmann: pelotudo a cuadros típico.

Basta de disgreciones pelotudas, vamos al meollo de este blog: los alfajores. Hoy les traigo unos alfajores venidos del sur de la Argentina, precisamente de San Martín de los Andes, mandados con absoluta buena onda por Daniel, el dueño actual de Alfajores Pillanhué, cuya página oficial es http://www.alfajorespillanhue.com. El nombre Pillanhué deriva del mapuche, “Pillan” nomina en la cosmovisión mapuche a la esencia de los elementos naturales, y “hue” nos habla del “aquí”, por lo tanto Pillanhué es "donde habita el Pillán".

Gracias a la amabilidad de esta gente recibí una hermosa caja con 6 espectaculares alfajores de diferentes sabores, los cuales iré probando en sucesivas entregas. Hoy analizaré el clásico alfajor de dulce de leche para luego experimentar el de frutos rojos, sauco, blanco y otras delicias. No me envidien, de verdad. Lo hago por ustedes.

Una hermosa caja llena de amor alfajómano
  
Packaging
No hay mucho que decir viendo las fotos, están envueltos en celofán transparente que deja ver las bondades del producto y una etiqueta autoadhesiva mantiene el paquete armado, todo típico de alfajores artesanales.No se asusten por la "humedad" que se ve en la foto, es típica del celofán por haber estado en la heladera.


No es chiste: son grandes, muy grandes.
Cobertura
Fina capa de baño de repostería negro, se quiebra fácilmente y no se pierden partes en el packaging. Hubiera sido genial que sea chocolate real.
Relleno
La foto lo dice todo: abundante y desafiante capa de dulce de leche, cremoso y con la dulzura justa, con un sabor que combina perfectamente con el resto de los ingredientes. 
Diga "aaaaaaaaaah"
Galletas
Son de color marrón claro y muy "pastosas", casi que parecen una torta, con un dejo lejano y agradable a manteca. Son un poco secas por lo que es recomendable acompañar este alfajor de una bebida, y si esa bebida es un café, aún mejor.

Aroma
Este alfajor carece de saborizantes y aromatizantes artificiales por lo que el olor a cacao está en su cantidad justa y necesaria.

Tamaño
En la foto puse una moneda de 50 centavos para comparar, estos alfajores son enormes, y se nota con solo levantar uno. 80 gramos de puro amor alfajómano.

Post degustación
El sabor queda en el paladar por un buen rato, aunque caen un poquito pesados.

Precio: 11 pesos la unidad

Se puede conseguir en
San Martín de los Andes - Neuquén

Calificación final del Lord
Lo mejor: el conjunto de los ingredientes hace un alfajor muy disfrutable
Lo peor:cae un poquito pesado y sin algo para tomar puede ser difícil de tragar.
Puntuación: 4 sobre 5

Comentarios

guille dijo…
Hace rato que te leo, la verdad me resulta muy divertido todo el estudio que haces cuando "catás" alfajores...
Creo que en general, el gran problema de los alfajoreros, es no usar chocolate real para las coberturas, está claro que es un problema de costos, pero es fundamental en un alfajor.
Un saludo y me quedo esperando la próxima cata.
Guille
Unknown dijo…
Hasta ahora no he visto que hayas hecho un post sobre el Terrabusi Glaseado... Me gustaría saber tu opinión!